La "decromacia" de Hipócrito

Por: Antonio Mora Vélez

Alguna vez leí que las naciones sometidas al colonialismo no solo hacían una lucha política y militar contra las metrópolis colonialistas sino que rechazaban también con el lenguaje toda la carga ideológica de los conceptos introducidos por los colonizadores en la cultura de sus pueblos. En el lenguaje se libraba también la lucha entre el opresor y el oprimido. En la poesía africana, por ejemplo, hay toda una muestra de poemas que señalan la rebeldía de los pueblos de sus autores frente a los colonialistas belgas, franceses y holandeses.

Por lo anterior, celebro y gozo la telenovela cómica "Los Reyes" que transmite RCN por la noche; porque, aparte de la presencia en la pantalla chica por primera vez de un travestí –que resultó, además, un buen actor– y del humor de muchos de sus personajes, en el lenguaje atravesado de Edilberto Reyes –la figura central de la historia—, y quien no pierde oportunidad de mostrar sus aparentes disparates lingüísticos para satisfacción del hombre del común y mortificación de los eruditos del idioma, en ese lenguaje atravesado de "Beto" Reyes, repito, hay una profunda carga crítica contra la sociedad de la mentira.

En contra de lo que todos pueden suponer, lo de "Beto" no es una inocente distorsión del vocablo conocido, producto de su incultura, sino la creación de otro lenguaje, un metalenguaje con denotaciones diferentes y gran aceptación de quienes se ven en él representados. Para Edilberto Reyes, la "decromacia" no es la democracia sino el arte de servirse del pueblo en lugar de servirle. Del mismo modo que la clase "digerente" no es la que dirige sino la que se digiere las riquezas del país amasadas por los trabajadores. Y tal parece que "Hipócrito" –supuesto pensador a quien "Beto" cita con frases elementales de su cosecha– no es ningún personaje de la historia conocida o la mezcla de Hipócrates –el padre de la medicina— y Demócrito, uno de los creadores de la teoría atomista griega, sino el símbolo de los políticos y empresarios hipócritas que mienten y esconden sus verdaderas intenciones ante el pueblo para seguir explotándolo y dominándolo.

La telenovela, independiente de la intención del actor y del libretista, encierra con el lenguaje de Edilberto un planteamiento crítico a la sociedad que no ve con buenos ojos que un pobre llegue a ser presidente de una compañía, o de la República, o alcalde o gobernador. O que lo ve solo como un chiste de telenovela sin ningún fundamento o posibilidad reales. Por estas razones me gusta la telenovela "Los Reyes", aparte de que ella nos ayuda a escapar, momentáneamente, del infierno de violencia y corrupción que es Colombia. Y a pensar que es posible invertir la torta, como dice una canción chilena, y que los pobres de hoy puedan llegar a ser los dirigentes de mañana.

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